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El concurso para la nueva pasarela sobre las vías del tren en Fuenlabrada propone la creación de un nuevo centro que responda con una propuesta arquitectónica lógica y consciente a los requisitos funcionales, sociales y urbanos de un emplazamiento estratégico en la ciudad. El lugar se presupone como nuevo punto de referencia en el diálogo sobre la hibridación de usos, la permanencia y flexibilidad de los objetos construidos, la integración de espacios para la ciudadanía y la consolidación de un pensamiento ecosistémico para el desarrollo de nuestras ciudades.

Con una línea de pensamiento que ha evolucionado desde la modernidad hasta la situación contemporánea, se remarca la necesidad de que las piezas urbanas han de responder al paso del tiempo y adaptarse a las necesidades de cada momento. El mundo se mueve a una velocidad muy distinta a la los tiempos que maneja nuestra disciplina. Normalmente un edificio se plantea en un contexto concreto y con una duración de largo recorrido en el tiempo y sin embargo no podemos dejar de asombrarnos de la cantidad de cambios estructurantes que viven las sociedades durante la vida de estas intervenciones urbanas.

Sin ir más lejos, la triste pandemia del COVID-19 ha provocado que nos replanteemos la manera en la que nos relacionamos con las personas que nos rodean y con nuestros seres queridos y ha acelerado el desarrollo de novedosas estrategias de comunicación para mantenernos conectados; pero también ha modificado la manera en la que percibimos los espacios urbanos y arquitectónicos. Las situaciones de confinamiento han provocado un cambio de mirada sobre las cualidades de los espacios urbanos y una variación significativa sobre su afluencia, cuidado y uso. El acortamiento de la distancia entre las personas a través de lo digital ha provocado un alejamiento de la relación física de las mismas, generando una gran necesidad de lugares de relación y congregación en el espacio público. Este nuevo proyecto planteado en Fuenlabrada tiene la vocación de pensar una propuesta que garantice el encuentro y conciliación de los habitantes, ya no solo de la ciudad, sino de las regiones próximas gracias a su condición de interconexión con las infraestructuras de transporte existentes en el ámbito de la actuación.

Por otro lado, la emergencia climática nos ha ido determinando, cada vez de manera más severa, la forma en la que construimos nuestra arquitectura. Debemos apostar por minimizar los recursos derivados de las industrias que producen una mayor contaminación, aprovechar la climatología de los emplazamientos utilizando estrategias pasivas y, en definitiva, dar una respuesta consciente y respetuosa con el planeta que habitamos, sin dejar de apostar por el desarrollo de sistemas tecnológicos eficientes y contemporáneos que nos puedan ayudar a conseguirlo.

Con estos condicionantes, el primer acercamiento al proyecto es el de generar una intervención integradora y global, que sea capaz de crear un espacio común, de recorrido, encuentro y estancia, y con una fuerte vocación por el entendimiento del entorno mediante la presencia predominante de vegetación y espacios públicos verdes. En definitiva, una propuesta de perspectiva contemporánea.

El concurso para la nueva pasarela sobre las vías del tren en Fuenlabrada propone la creación de un nuevo centro que responda con una propuesta arquitectónica lógica y consciente a los requisitos funcionales, sociales y urbanos de un emplazamiento estratégico en la ciudad. El lugar se presupone como nuevo punto de referencia en el diálogo sobre la hibridación de usos, la permanencia y flexibilidad de los objetos construidos, la integración de espacios para la ciudadanía y la consolidación de un pensamiento ecosistémico para el desarrollo de nuestras ciudades.

Con una línea de pensamiento que ha evolucionado desde la modernidad hasta la situación contemporánea, se remarca la necesidad de que las piezas urbanas han de responder al paso del tiempo y adaptarse a las necesidades de cada momento. El mundo se mueve a una velocidad muy distinta a la los tiempos que maneja nuestra disciplina. Normalmente un edificio se plantea en un contexto concreto y con una duración de largo recorrido en el tiempo y sin embargo no podemos dejar de asombrarnos de la cantidad de cambios estructurantes que viven las sociedades durante la vida de estas intervenciones urbanas.

Sin ir más lejos, la triste pandemia del COVID-19 ha provocado que nos replanteemos la manera en la que nos relacionamos con las personas que nos rodean y con nuestros seres queridos y ha acelerado el desarrollo de novedosas estrategias de comunicación para mantenernos conectados; pero también ha modificado la manera en la que percibimos los espacios urbanos y arquitectónicos. Las situaciones de confinamiento han provocado un cambio de mirada sobre las cualidades de los espacios urbanos y una variación significativa sobre su afluencia, cuidado y uso. El acortamiento de la distancia entre las personas a través de lo digital ha provocado un alejamiento de la relación física de las mismas, generando una gran necesidad de lugares de relación y congregación en el espacio público. Este nuevo proyecto planteado en Fuenlabrada tiene la vocación de pensar una propuesta que garantice el encuentro y conciliación de los habitantes, ya no solo de la ciudad, sino de las regiones próximas gracias a su condición de interconexión con las infraestructuras de transporte existentes en el ámbito de la actuación.

Por otro lado, la emergencia climática nos ha ido determinando, cada vez de manera más severa, la forma en la que construimos nuestra arquitectura. Debemos apostar por minimizar los recursos derivados de las industrias que producen una mayor contaminación, aprovechar la climatología de los emplazamientos utilizando estrategias pasivas y, en definitiva, dar una respuesta consciente y respetuosa con el planeta que habitamos, sin dejar de apostar por el desarrollo de sistemas tecnológicos eficientes y contemporáneos que nos puedan ayudar a conseguirlo.

Con estos condicionantes, el primer acercamiento al proyecto es el de generar una intervención integradora y global, que sea capaz de crear un espacio común, de recorrido, encuentro y estancia, y con una fuerte vocación por el entendimiento del entorno mediante la presencia predominante de vegetación y espacios públicos verdes. En definitiva, una propuesta de perspectiva contemporánea.

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