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La Casa 3x3 pretende explorar la relación establecida – o quizá parecería oportuno hablar de relaciones no establecidas – entre la figura del arquitecto y la del cliente, tratando de dibujar un marco de discusión a partir del que poder elaborar un posicionamiento crítico del ejercicio de la profesión del arquitecto en este contexto. Bajo esta premisa, parece evidente la necesidad de replantear los procesos de contacto, diseño y construcción del proyecto de arquitectura en conjunción con el cliente y reformular estas dinámicas proyectuales. El acceso a una enorme cantidad de información, imágenes y contenidos en la época digital en la que estamos inmersos ha provocado una irremediable alteración en el desarrollo de la práctica profesional del arquitecto y en su trato con el cliente.

De esta forma, el arquitecto se ha transformado en una suerte de catalizador de ideas, imágenes y referencias de unos promotores que han cambiado su condición de consumidores para formar parte de los procesos de ideación de una manera activa. Así, el producto arquitectónico queda resuelto mediante la imbricación entre la figura de un cliente que toma partido en el proceso de diseño y un arquitecto, que se establece como una figura de resolución técnica de los problemas. Se defiende, por tanto, la obsolescencia de un sistema que consiste en la subordinación de un cliente pasivo en manos de un arquitecto formado con un conocimiento absoluto de la materia. Entendemos que esta condición, llevada a la situación contemporánea únicamente crea distorsiones en las relaciones entre los agentes y en última instancia repercute en los proyectos.

La casa 3x3 es el primer modelo que surge de lo que hemos llamado Protocolo 3x3, basado en sistemas abiertos que exploren las posibilidades de diseño en ejercicios proyectuales domésticos. De esta manera, se instituye como el elemento original en la conformación de una serie de viviendas que se ofrecerán como un catálogo de casos a futuros clientes interesados. Este catálogo estará compuesto por un conjunto de soluciones abiertas y combinables permitiendo así a los clientes operar con las soluciones técnicas necesarias para la creación del espacio arquitectónico. En este sentido, se propone revertir el proceso de configuración del modelo arquitectónico, donde el arquitecto no se establece como un solucionador de problemas sino como un agente propositivo y creador de protocolos, mientras que el cliente manejará un sistema de herramientas optimizado y trabajará guiado y en paralelo con el primero.

Se fomentan así los dos conceptos sobre los que se basa la idea: la superación de la identidad autorial de la obra de arquitectura y la posición de la figura del arquitecto como creador de sistemas. El arquitecto no responde al concepto del autor moderno que trabaja en base a conceptos subjetivos, elevando su posición respecto al resto, sino que se establece como un diseñador total en los procesos de participación dentro del diseño arquitectónico proponiendo así una apertura disciplinar absoluta

La Casa 3x3 pretende explorar la relación establecida – o quizá parecería oportuno hablar de relaciones no establecidas – entre la figura del arquitecto y la del cliente, tratando de dibujar un marco de discusión a partir del que poder elaborar un posicionamiento crítico del ejercicio de la profesión del arquitecto en este contexto. Bajo esta premisa, parece evidente la necesidad de replantear los procesos de contacto, diseño y construcción del proyecto de arquitectura en conjunción con el cliente y reformular estas dinámicas proyectuales. El acceso a una enorme cantidad de información, imágenes y contenidos en la época digital en la que estamos inmersos ha provocado una irremediable alteración en el desarrollo de la práctica profesional del arquitecto y en su trato con el cliente.

De esta forma, el arquitecto se ha transformado en una suerte de catalizador de ideas, imágenes y referencias de unos promotores que han cambiado su condición de consumidores para formar parte de los procesos de ideación de una manera activa. Así, el producto arquitectónico queda resuelto mediante la imbricación entre la figura de un cliente que toma partido en el proceso de diseño y un arquitecto, que se establece como una figura de resolución técnica de los problemas. Se defiende, por tanto, la obsolescencia de un sistema que consiste en la subordinación de un cliente pasivo en manos de un arquitecto formado con un conocimiento absoluto de la materia. Entendemos que esta condición, llevada a la situación contemporánea únicamente crea distorsiones en las relaciones entre los agentes y en última instancia repercute en los proyectos.

La casa 3x3 es el primer modelo que surge de lo que hemos llamado Protocolo 3x3, basado en sistemas abiertos que exploren las posibilidades de diseño en ejercicios proyectuales domésticos. De esta manera, se instituye como el elemento original en la conformación de una serie de viviendas que se ofrecerán como un catálogo de casos a futuros clientes interesados. Este catálogo estará compuesto por un conjunto de soluciones abiertas y combinables permitiendo así a los clientes operar con las soluciones técnicas necesarias para la creación del espacio arquitectónico. En este sentido, se propone revertir el proceso de configuración del modelo arquitectónico, donde el arquitecto no se establece como un solucionador de problemas sino como un agente propositivo y creador de protocolos, mientras que el cliente manejará un sistema de herramientas optimizado y trabajará guiado y en paralelo con el primero.

Se fomentan así los dos conceptos sobre los que se basa la idea: la superación de la identidad autorial de la obra de arquitectura y la posición de la figura del arquitecto como creador de sistemas. El arquitecto no responde al concepto del autor moderno que trabaja en base a conceptos subjetivos, elevando su posición respecto al resto, sino que se establece como un diseñador total en los procesos de participación dentro del diseño arquitectónico proponiendo así una apertura disciplinar absoluta

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